LA TÍA ARGENTINA
JUGUETE CÓMICO EN UN ACTO
PERSONAJES
SILVIA
TIMOTEA
REMIGIA
DOÑA FILOMENA
MONICA
RESTITUTA
TIA RAMONA
PANCHITA
Interior de un hotelito de las inmediaciones de Barcelona. Al fondo, un corredor que comunica con la puerta de la calle y la parte que da al jardín. A la derecha un balcón al que se sube por un peldaño que da a la calle. A la izquierda, dos puertas. Mobiliario de buen gusto. Teléfono y gramola.
(Al levantarse el telón SILVIA está sentada, después de tomar café, leyendo el periódico. Entra TIMOTEA, doncella de la casa)
TIMOTEA
El correo, señorita. (Le da unas cartas)
SILVIA
Bien, dame.
TIMOTEA
¿Puedo retirar el servicio, señorita?
SILVIA
Sin duda, ya hace un rato que he terminado.
TIMOTEA (Saliendo)
Que le siente bien.
SILVIA
Gracias. (Ojea las cartas) ¿Una carta por avión de Cádiz? ¡Ah es de tía Ramona!... ¡Timotea!... ¡Timotea!....
TIMOTEA (Volviendo)
Diga, señorita.
SILVIA
Carta de la tía Ramona...
TIMOTEA
¿De la americana que llega?
SILVIA
La misma que ya me escribió desde Las Palmas. Y dice que llega hoy... Qué contratiempo. Precisamente hoy tengo informe en el Palacio de Justicia. (Leyendo en voz alta) "Cuando ésta llegue a tus manos, seguramente que estaré entrando a Barcelona..."
TIMOTEA
Arrea y yo que no tengo nada preparado.
SILVIA
¡Qué importa!... Se trae la comida del restaurante, no te apures. (Leyendo) "Vengo con la fiel Panchita, una guayabita negra que se ha portado conmigo mejor que una esclava. También traigo un perro de Terranova, un mico y una cotorra..." ¡Qué excentricidades!... Con tres o cuatro bichos más, formábamos un parque zoológico...
TIMOTEA
¿Y todo este ganado vamos a tener en casa?
SILVIA
¡A ver, qué remedio!... Sí, hija, sí: esto que parecía, por su tranquilidad, una especie de Turris Ebúrnea, se va a convertir ahora, en el mercado de Granollers... A ver, vamos siguiendo "No te molestes en salir a recibirme al muelle... Una conductora de mudanzas, cargará con todo. Tengo muchas ganas de conocerte porque eres la única de la familia que me queda y deseo pasar a tu lado, el resto de mi vida. Estoy muy contenta, Silvia. Tu tía que te quiere, Ramona".
TIMOTEA
¿Y usted no la conocía, señorita?
SILVIA
Se fue muy joven, recién casada, quedo viuda y creo que está riquísima. Solamente sé que tenía unas rarezas originales. Pero, no perdamos tiempo, hay que actuar...
TIMOTEA
Usted mande, señorita.
SILVIA
Veamos el periódico. (Lo coge de encima de la mesa) Movimiento del Puerto. Aquí. (Leyendo) "El vapor Manuel Arnús es esperado hoy, a las doce, con cargamento y pasaje, procedente de Buenos Aires..."
TIMOTEA
A las doce... ¡Y son las once!...
SILVIA
Ante todo, una buena comida. Que no falte nada. Tú misma, Timotea...
TIMOTEA
Telefonearé al restaurante. Esto corre de mi cuenta. Ración para dos.
SILVIA
¿Y el acompañamiento?
TIMOTEA
Ah, pues es verdad que llega el arca de Noé. No vamos a mandar a esos animalitos al Auxilio Social. Ya me las arreglaré yo, este usted tranquila. (Llaman al teléfono) (Comunicando) ¿Quién? Su secretario, señorita.
SILVIA (Tomando el locutor)
Soy yo, Armando. Voy enseguida. Recoja todos los papeles y notas del asunto del Sr. Ter, que iré a informar... Sí, hasta luego. (Cuelga el aparato) Entro a componerme un poco y ponerme el sombrero. Entretanto, telefonee al restaurante. (Sale Silvia por la primera izquierda)
TIMOTEA (Comunicando)
Oiga... Aquí casa de la señorita Silvia Masip... La misma. Tengan a punto para la una, dos cubiertos extraordinarios, que hay que servir en casa... Tome nota: Entremeses, canalones, ¿muslo de cordero?.. Sí, sí, va bien, ¡nada de pescado!... es para gente muy carnívora... ¿y asado? Muy bien. Fruta, dulces, champagne y café... ¿De dónde dice usted que es ese café? ¿De Brasil? O de la Patagonia. El caso es que no sea algarrobines o higos secos como dan por ahí... Son dos degustadoras de café... Bien, bien, hasta luego. (Cuelga el aparato) (Viene Silvia a punto de salir) Bueno señorita, esto marcha.
SILVIA
Pues yo también me marcho, entonces. Espero que me vas a hacer quedar bien. Ah, se me olvidaba. No hagas caso de su indumentaria. Lo mismo puede llegar hecha una marquesa que una tratante en despojos de esas que van por la calle con un carrito. Ya te he dicho que tenía un tornillo suelto. Excusa mi ausencia y dile que al mediodía estaré aquí. Queda con Dios.
TIMOTEA
Vaya usted tranquila, señorita. (La compaña hasta la puerta que da a la calle) Ea, se acabó el estar mano sobre mano. Timotea te has caído. Si esta señora está como de remate, te ha tocado el gordo. Y luego la negrita. Ella va a cargar con todo y a mí que me llamen negrera por explotar a una criatura de color de chocolate. (Llaman a la puerta)
REMIGIA (Entrando)
Hola, tú. He visto salir a tu dueña y he pensado: allá voy a hacerle un rato de compañía a esa.
TIMOTEA
A buena hora has venido.
REMIGIA
¿Y eso? ¿Ocurre alguna catástrofe?
TIMOTEA
Cállate, mujer, que está llegando una tía de la señorita, que viene de las Américas...
REMIGIA
¡Atiza! ¿Rica ella?
TIMOTEA
Millonaria, por todos costados. Tiene mas dinero que no pesa y trae una guayabita negra, no te digo más.
REMIGIA
Estás tu fresca. Te compadezco. Tu que no estabas acostumbrada a trabajar mucho... Verás, me siento. (Deja el cesto sobre una silla)
TIMOTEA
Remigia, que no puedo perder tiempo. Dentro de una hora la tengo aquí...
REMIGIA
Tómalo con calma. Aprende mi lema: si no se come a la una, se come a las dos. Y más ahora, que los relojes llevan dos horas de adelanto.
TIMOTEA
No, si la comida la traen del restaurante.
REMIGIA
Pues entonces de que te quejas. Siéntate de una vez.
TIMOTEA
Qué, ¿ya vienes de la compra?
REMIGIA
Llamémosle compra a dar más vueltas que un tío vivo. Y es que, ahora, todas las cosas las encuentras en el sitio dónde Dios no manda. Maldito estraperlo... ¿Qué quieres arroz? en la portería del 15. ¿Que tu novio quiere tabaco? en la taberna de la esquina y si necesitas aceite, a cincuenta pesetas, lo encontrarás en casa de la planchadora...
TIMOTEA
¿Bueno, supongo que vienes por algo más que a hablarme de estas cosas?
REMIGIA
Pues claro que sí, boba. Me he tropezado con tu Clark Gable que se iba al trabajo.
TIMOTEA
¿Y que dice Policarpo?
REMIGIA
Que el domingo estemos puntuales porque él y mi Telesforo ya se han puesto de acuerdo para ir al Cine antes de foxtrear...
TIMOTEA
¿Y si el domingo no me deja salir por culpa de la tía americana?
REMIGIA
¡Quita allá mujer! Bien. ¿No comprendes que tu señorita es abogada? ¿Y el fuero del trabajo y la jornada doméstica cómo iban a quedar? Nada, nada, a las tres, las dos ante el kiosco de refrescos de la plaza de más abajo que nuestros respectivos pipiolos ya estarán de plantón. Pero ya te he dicho que no los tengamos así demasiado rato porque habría repulsa de la buena.
TIMOTEA
Bueno chica, que la americana ya estará al caer.
REMIGIA
Sí. Yo también me marcho porque si tardo demasiado mi dueña pone cara larga. Lo dicho, ¿eh? Si no nos vemos hasta el domingo, ya lo sabes. Los platos se friegan deprisa y corriendo y hacia el lugar del encuentro. ¡Ah! y que la tía americana no te dé mucha guerra.
TIMOTEA
Veremos con que humos llega.
REMIGIA
Y que la guayabita te sea de alivio.
TIMOTEA
Dios me asista.
REMIGIA
Ya ves como cambian las cosas. Erais un par de lechuzas y de golpe y porrazo, vais a ser cuatro. Vaya manera de progresar.
TIMOTEA
Y menos mal que no traen churumbeles.
REMIGIA
La que te faltaría.
TIMOTEA
Que encima tuviéramos orquesta con jazz-band.
REMIGIA
Bueno tú, no olvides lo del jazz-band del domingo. Piensa que antes, vamos a estar entre tinieblas delante de la pantalla. Bueno chica, hasta la vista.
TIMOTEA (Acompañándola)
Vete con Dios. (Cierra la puerta y vuelve) Bueno ahora a recibir a esa señora. Si es puntual, no puede tardar mucho. ¿Cómo será? Esta es la incógnita. También es una encomienda la que me ha hecho la señorita. Bien podría estar ella en el acto del recibimiento. (Llaman) A lo mejor ya la tenemos aquí. (Va a abrir)
Dª FILOMENA (Desde la puerta)
Buenos días.
TIMOTEA
Buenos días señora.
Dª FILOMENA
¿Está mi sobrina?
TIMOTEA
¿Su sobrina? ¡Ah, caramba!... ¿Pero es usted? (Se la mira de pies a cabeza)
Dª FILOMENA
Por lo menos me figuro que soy la misma.
TIMOTEA
Pase usted, pase usted. La esperábamos para más tarde.
Dª FILOMENA
¿Me esperaban ustedes? ¿Entonces Silvia ya está enterada...?
TIMOTEA
Claro que sí.
Dª FILOMENA
Lo comprendo. Como que hasta lo ha traído la prensa...
TIMOTEA
Justamente también lo ha comprobado por el periódico.
Dª FILOMENA
Pues me sorprende que se lo tome a chirigota.
TIMOTEA
Verá usted. Es que le ha salido un trabajo que no ha podido dejar... (No es la trapera sino la marquesa)
Dª FILOMENA
Me choca, me choca que tenga tanta desfachatez. Por mí, tenía que dejarlo todo.
TIMOTEA
Tiene usted razón.
Dª FILOMENA
Y si estuviera aquí, le soltaba cuatro palabrotas.
TIMOTEA
(¡Vaya reaños que se trae la tía!)
Dª FILOMENA
Nunca hubiese creído que fuese tan desatenta...
TIMOTEA
Ya me ha dejado el encargo que yo cuidara de todo.
Dª FILOMENA (Indignada)
¿Usted?
TIMOTEA
Naturalmente. Y ya tengo hechos los preparativos.
Dª FILOMENA
¿Y qué preparativos puede usted hacer tierna y cándida criatura, ante un caso como el que nos ocupa? Usted, ¿una sirvienta?...
TIMOTEA (Azorada)
Siéntese usted, señora... yo se lo suplico.
Dª FILOMENA
Buena estoy yo para sentarme. Como si pudiésemos perder el tiempo. No es cuestión de correr sino de volar.
TIMOTEA
(Está como para ponerle camisa de fuerza. No falla)
Dª FILOMENA
Una cuestión tan trascendental...
TIMOTEA
Y emocionante, sí señora.
Dª FILOMENA
Conmovedora... ¡hasta trágica! y ¡delegarla a una sirvienta!. Igual que si se tratara de freír un huevo...
TIMOTEA
Le advierto que, si se refiere a la comida, van a traerla del restaurante...
Dª FILOMENA
¿Y qué me importa la comida, si me pasaría dos días sin probar bocado? Es la otra lázara la que debiera poder comer...
TIMOTEA
No se crea la señora que nos hayamos distraído.. La comida es para dos personas.
Dª FILOMENA
¿Y como quiere que ella pueda comer conmigo, vamos a ver?
TIMOTEA
¿No han llegado las dos juntas?
Dª FILOMENA
Si está en la Cárcel Modelo.
TIMOTEA
¿La Panchita?
Dª FILOMENA
La Encarna.
TIMOTEA
Yo me figuraba que se llamaba Panchita. ¿Y dice usted que en la Cárcel Modelo?
Dª FILOMENA
¡Ay, sí hija, sí! Como si fuese una criminal. Y todo porque intentaba pasar un pellejo de aceite de diez litros. Verá usted: hace cosa de un año que la chica se dedicaba al estraperlo, engrosando la que se llama columna del saco. Este truco de los diez litros de aceite, le había salido maravillosamente diferentes veces. Como que la Encarna tiene, así, un tipito como de ama de cría gallega, envolvía el pellejo en un manto de lana y seda y lo llevaba en brazos como si fuese una criatura de teta. Pero hubo un guardia joven, en el Control de Pedralbes, que le pareció que aquel crío abultaba demasiado y me la sorprendieron con la mano en la masa. Total, que ha pasado el asunto a la Fiscalía de Tasas y a ella a la Cárcel Modelo.
TIMOTEA
Así usted no es Dª Ramona....
FILOMENA
Yo soy Dª Filomena.
TIMOTEA
O sea que no es la hermana de su madre.
FILOMENA
Soy la hermana de su padre.
TIMOTEA
Ah, vamos, no es la tía millonaria de América.
FILOMENA
Soy la tía boticaria de Sabadell, especializada en Química, Física, Geología, Fisiología, Historia natural...
TIMOTEA
Sí, ya, ya... Así no es a usted la que esperábamos... (Otra comida) Y me parece que de todo lo que me ha contado usted, la señorita no sabe ni torta.
FILOMENA
¿Y dónde puedo encontrar a Silvia?
TIMOTEA
La señorita se ha ido a su despacho y a estas horas ya estará informando en el Palacio de Justicia.
FILOMENA
Pues ya puede dejar el informe, la Justicia con el palacio. Allá voy corriendo. Ya lo creo que sacará a la Encarna de la cárcel.
TIMOTEA
¿Y se quedará usted a comer?
FILOMENA
Veremos. Lo primero es sacarla de entre rejas. Total diez litros de aceite. Y ahora, esperemos la multa. Si la sobrina no lo arregla, esta gente está en la sopa. Verá yo telefoneo a Silvia. Póngame en comunicación con el despacho.
TIMOTEA
Enseguida. (Llamando) Oiga. Ah, es V. no se quite del aparato que va a hablar con su tía.
FILOMENA
Oye, Silvia, soy yo, tu tía Filomena... Nada hija, una bomba. Espérame ahí que voy enseguida. No puede decirse por teléfono porqué te ibas a caer.. Si una bomba... Voy a escape... Un sonrojo, un ludibrio... un... Voy, voy. Bueno chica, adiós. (Despidiéndose de Timotea)
TIMOTEA
Que Él la acompañe. (Sale Filomena) Esto no es una mujer, es un cohete. Creía que me pegaba. Como la otra sea así, apañada voy. No querías caldo, ahí tienes dos tazas. No esperábamos una tía y de pronto, se nos presentan dos... Panchita, me parece que te quedas sin comida porque lo que es ésta no tiene cara de marcharse en ayunas...
(Llaman a la puerta, abre y aparece MONICA. Antes de que ésta abra la boca, la invita a entrar Timotea)
MONICA
Buenos días. Está...
TIMOTEA
¿La señorita? Pase usted, pase usted, que la esperábamos... (Viene como las tratantes en piel de liebre y conejo)
MONICA
Ah, ¿me esperaban?
TIMOTEA
La señorita ha tenido que salir por un asunto urgente. Se ha disgustado de no poder estar en el momento de recibirla...
MONICA
Es igual... ¿qué mas da?...
TIMOTEA
Pero volverá pronto. Se trata de un trabajo...
MONICA
Primero es el trabajo, yo no vengo a molestar.
TIMOTEA
Ay, mejor que se lo tome usted así... Crea que estaba preocupada. Cuando ha leído la carta que ha recibido por avión, creía que le daba...
MONICA
Si que lo siento. Vamos que está visto que hay cartas que sería mejor que no llegasen a destino...
TIMOTEA
Y es que tiene unas ganas de darle a usted un abrazo...
MONICA
Sí, ¿eh? Y yo también. (¡A ver si lo que me va a dar será una paliza!)
TIMOTEA
¿Y la guayaba... digo, la Panchita?
MONICA (No sabiendo de que le habla)
Ah, bien, muy bien...
TIMOTEA
Vendrá con el equipaje, naturalmente.
MONICA
Fijo, es claro.
TIMOTEA
¿Y ha tenido usted un buen viaje, se encuentra bien?
MONICA
Perfectamente, gracias.
TIMOTEA
¿Entonces querrá usted bañarse?
MONICA
Es igual. No me apetece el baño.
TIMOTEA
O por los menos lavarse un poco antes de sentarse a la mesa.
MONICA
Como usted quiera. No voy a contradecirla.
TIMOTEA
Pase usted por aquí. Del restaurante traerán la comida en cuanto usted lo indique...
MONICA
Por mí... estoy a su disposición... Para comer, siempre tengo un intestino al vacío...
TIMOTEA
Pues mientras usted está en el tocador, voy a telefonear que traigan la comida...
MONICA
(Yo me dejo llevar por la corriente. Veremos en qué para esto)
TIMOTEA
Por aquí, por aquí, haga usted el favor... (Mutis las dos. La escena queda sola unos momentos, luego vuelve Timotea)
TIMOTEA (Comunicando por teléfono)
¿Restaurante Los tres Leones? Aquí casa de la señorita Silvia Masip... Pueden traer la comida encargada enseguida. Conforme. Hasta luego. (Cuelga el aparato). Vaya que no es tan fiero el león como lo pintan. Yo me figuraba ver una ranchera americana de tomo y lomo, de aquellas de buena musculatura, autoritaria, de esas que tienen cara de sargento de carabineros con bigote y todo y se me presenta una buena mujer, mansa como una cordera y tímida como una colegiala. Podría tener sus arranques cuando era joven pero lo que es ahora, no hay quien no la tome por una santa salida de un altar... A ver si es una mojigata que se reserva el genio para cuando nos haya tomado el pulso... Doña Ramona... Doña Ramona...
MONICA (Desde dentro)
Ah, voy, voy...
TIMOTEA (Yendo hacia ella)
¿Necesita usted algo?
MONICA (Saliendo)
Nada que ya estoy.
TIMOTEA
No se dé usted prisa...
MONICA
Aja, ya he hecho colada de manos y cara, que buena falta me hacía.
TIMOTEA
Si quiere usted ponerse esta bata... Creo le caerá bien.
MONICA
Vamos a probarlo.
TIMOTEA
Le va que ni pintada. Se conoce que ha tenido usted un tipo elegante.
MONICA
Quién, ¿yo? de maniquí viviente. Cuando era joven, no había ojos para mirarme. Pero, ahora ya me hago vieja.
TIMOTEA
Si usted de vieja no tiene nada.
MONICA
Ya no tengo humor para presumir. Cada cosa en su tiempo.
TIMOTEA
Vamos que si la cogía a usted alguna de las modistas de por aquí...
MONICA
Ay, no, no.
TIMOTEA
Le advierto que la señorita Silvia es exageradamente elegante.
MONICA
Bien, ella es natural.
TIMOTEA
¿Y no se conocían ustedes?
MONICA
Ni de vista.
TIMOTEA
¿Ni por retrato?
MONICA
Nunca me ha gustado ponerme boquiabierta ante un tic que esconde la cabeza entre faldas negras...
TIMOTEA
Y claro se pasó usted tantos años por allá.
MONICA
Sí he andado mucho. He seguido la Ceca, la Meca y... la Conchinchina.
TIMOTEA
Y ahora a descansar.
MONICA
Ya me conviene. Que es un trote muy largo, el de mi vida, hija...
TIMOTEA
Aquí estoy segura que se lo va a pasar usted bien. La señorita Silvia es buenísima y a la cuenta antes de conocerla a usted, ya la quiere con toda su alma... Delira para arrojarse a sus brazos.
MONICA
¿Delira? Yo, igual. También deliro... eso, un verdadero delirio. Sin conocerla, ya siento por ella una gran simpatía. Soy así, no puedo remediarlo. Menudo apretón le voy a dar en cuanto la vea. (Llaman a la puerta)
TIMOTEA
Llaman. Vendrán del restaurante. Con su permiso...
MONICA
Sí chica sí... Por mí no se interrumpa.
(Por la puerta que da a la calle entra RESTITUTA, con otra doncella, trayendo la comida que llevan a la puerta del pasadizo)
MONICA
Dice la sagrada escritura: "llamad y os responderán". Yo he llamado a esta casa y antes de pedir limosna, que es mi oficio desde hace veinticinco años, la contestación ha sido del todo halagüeña puesto que me han recibido con los brazos abiertos... Bueno esto del abrazo vendrá después porqué según esta simpática sirvienta su dueña va a estrangularme así que me aperciba. Me han vestido como una ricachona y en perspectiva de un banquete con todos los aderezos. Esto es practicar íntegramente las obras de misericordia. Vestir a los andrajosos y dar de comer al hambriento. Yo me dejo llevar por la corriente y veremos qué sale al final... Este balconcito da a la calle. Total tendrá un metro y medio. Si las cosas vienen mal dadas, yo me tiro aunque me rompa una pierna. Este misterio me tiene intrigadísima. Por todas partes oye una lo mismo: "Dios la ampare hermana", "otro día", "Dios la proteja".. y aquí, a cuerpo de reina. Quizás sea un voto. Hay señoras que tienen unas cosas tan raras. En fin, por ahora, no puedo quejarme. Sigamos la aventura.
TIMOTEA
La camarera del restaurante...
RESTITUTA
A sus órdenes, señora... cuando usted guste...
MONICA
Cuanto antes mejor... y sin cumplidos.
(Entre las dos chicas van poniendo la mesa)
RESTITUTA
¿No eran dos los comensales?
MONICA
La otra tiene mucho que hacer todavía.
RESTITUTA
Pues vamos a despachar con usted. (A Timotea) Es una señora muy sencilla.
TIMOTEA
Y simpática.
MONICA (Por los manjares que traen)
(¡Virgen María cuanta cosa! Me parece que después voy a aletargarme como las serpientes)
TIMOTEA
¡No se dé usted prisa porque la señorita tardará en volver! ¿Quiere usted que le ponga unos discos en la gramola?
MONICA
Gracias. Comer y dormir me gustan en silencio.
RESTITUTA
¿Que tal le van estos entremeses?
MONICA
¡Formidable, estupendo...! Están riquísimos. Todo está en su punto; no falta detalle.
RESTITUTA
No sé si la cocina española le va a gustar como la americana...
MONICA
Tratándose de cocina, ni que hablar...
RESTITUTA
Como dicen que viene usted de la Argentina.
MONICA
Exacto, de allí...
RESTITUTA
¿Y ha tenido una buena travesía la señora?
MONICA (No entendiendo)
¿Decía usted?
RESTITUTA
Si le ha ido bien el viaje.
MONICA
Ah, si, de primera; toda la vida que estoy acostumbrada a moverme.
RESTITUTA
A mí los viajes también me tienen loca. Si fuese rica no haría mas que viajar. Ahora, mi viaje es trayecto de tranvía. De casa al restaurante y... viceversa. No salgo del veinticinco.
MONICA
Esta usted muy bien en él; no se mueva de ahí...
RESTITUA (Sirviendo)
¿Otro canalón?
MONICA
Bueno usted misma; están tan apetecibles...
RESTITUTA
Si yo fuese rica, lo primerito que hacía era comprarme un yate.
TIMOTEA
Y yo un automóvil.
RESTITUTA
Me pasaría la vida en el mar...
MONICA
Cuanta agua... que aburrimiento. A mí, no.
RESTITUTA
La Argentina debe ser un país muy pintoresco.
MONICA
Sí no está mal. Es el país de los tangos...
RESTITUTA
¿Y dónde vivía usted? ¿En Entre Ríos? ¿El Gran Chaco?
MONICA (Rápido)
Eso... ¡El Chaco, el Chaco!. Pero no el Grande... el otro.
RESTITUTA
¿En el mismo Tucumán?
MONICA
Cierto.
RESTITUTA
¡Que miedo! Del lugar dónde se cría la langosta...
MONICA
Caramba, si que está usted enterada, jovencita...
RESTITUTA
Restituta, para servir a usted.
MONICA
Gracias. ¿Pero ha estado usted por allí?
RESTITUTA
Me gusta leer novelas de aventuras. Y tengo entendido que en los charquines de El Chaco se formar estos vuelos fatídicos que oscurecen el sol y son el azote de las pampas.
MONICA
Sí, sí... efectivamente...
RESTITUTA
¿Le sirvo un poco de pechuga?
MONICA
Venga, un pequeño sacrificio para no desairarla.
TIMOTEA
¿Le sirvo más vino?
MONICA
Si es un vinillo tan goloso... Derrame usted otro vaso, ea.
TIMOTEA
Con el café supongo querrá usted encender un cigarrillo rubio... La señorita tiene buenos Luckis, Camel...
MONICA
Pues venga ese cigarrillo rubio. El más rubio que tenga. Hoy vamos a tirar la casa por la ventana. (No paro hasta que reviente)
TIMOTEA
De licores.., ¿tiene marca preferida?
MONICA
El que usted quiera. Todos me gustan por igual.
TIMOTEA
Tenemos buen surtido de botellas.
MONICA
Si, ya veo que a la señorita no le falta nada.
TIMOTEA
Pues vamos a servirle chartreuse.
MONICA
(Si hoy no cojo un tablón, no será por culpa mía)
RESTITUTA
¿Y piensa usted reembarcar pronto para Argentina?
MONICA
Psé.. quien sabe... depende...
RESTITUTA
Y pensará usted; que preguntona es esa chica...
MONICA
Se equivoca usted: yo mientras como, no pienso nada...
RESTITUTA
Y es que cuando sirvo a algún turista sobre todo en la intimidad de su hogar, no puedo abstenerme de inquirir.
TIMOTEA
Bueno, ¿se le ofrece a usted algo más?
MONICA
Estoy satisfecha... Nada, no quiero nada más.
RESTITUTA
Pues que le siente a usted bien. Servidora de usted.
MONICA
Gracias, jovencita, gracias.
RESTITUTA (Saliendo)
(¡Que señora mas roñosa! ¿Pues no me deja salir sin propina?)
TIMOTEA
Diga usted al encargado, que luego pasaremos por allí...
RESTITUTA
Conforme. Voy a cargar con la vajilla y nos largamos. (Salen las dos sirvientas)
MONICA
Que sueño mas dulce... Qué tranquilidad... Y como me repite el champagne y que cosquilleo mas agradable en el trigémino. (Bostezando) ¡Aaaaah!... ¡ah!... (Queda dormida. Una pausa. Llaman a la puerta de entrada. Aparece Silvia. Se han marchado Restituta, y la otra)
SILVIA
Que ¿ha llegado mi tía?
TIMOTEA
Ahí la tiene usted.
SILVIA
¿Dormida?
TIMOTEA
¿Usted sabe lo que ha comido y bebido la buena señora? Ha venido otra tía de usted.
SILVIA
Sí, ya he estado con ella. Todo está arreglado. Mi prima Encarna, ya está en la calle. Pero, por supuesto, que la multa de mil pesetas, por lo menos, no hay quién se la quite. (Quitándose el sobrero y dándoselo a Timotea) Tiene un sueño de ángel. Hay que despertarla.
MONICA (Soñando)
¡Mas champagne!... uf, ¡qué calor!
SILVIA
Estará soñando. ¿Que ha dicho?
TIMOTEA
Que la sirvan más champagne.
MONICA (Igual)
¡Ja, ja, ja!.. (Riéndose)
SILVIA
Y se ríe. La habrán contado algún chiste. Tiene cara de bondadosa.
TIMOTEA
Mucho. Es una santa.
SILVIA
Parece simpática.
TIMOTEA
Y graciosísima. Espere usted.
SILVIA
Y que te ha dicho.
TIMOTEA
Que está satisfechísima, y desea abrazarla. Se ha disgustado de no encontrarla a usted a su llegada.
SILVIA
La pobre.
MONICA (Igual que antes)
Y ¡olé!
SILVIA
Se siente flamenca. Vamos yo la despierto. Es un caso de conciencia. ¿Y la negrita?
TIMOTEA
Viene después.
SILVIA
Vamos a zarandearla con dulzura... Así... ¡tía!...
MONICA (Igual)
No me toque le digo. Suélteme usted guardia.
TIMOTEA
La toma por uno de asalto.
SILVIA
Tía Ramona, soy yo...
MONICA
¡Aaaaah! (Removiéndose)
SILVIA
Incorpórese usted.
MONICA (Fregándose los ojos)
¿Dónde estoy?
SILVIA
En mi casa. Soy yo, Silvia, su sobrina. Tía, tía Ramona...
MONICA
¡Sobrina! (Medio levantándose) (Mutis Timotea)
SILVIA
Por fin la veo, ¡que alegría! (Abrazándola)
MONICA
Aprieta que no me haces daño.
SILVIA
¿Está usted contenta?
MONICA
¡Que pregunta!
SILVIA
No he podido venir antes. Pero, déjeme usted que la vea.
MONICA
¿Me encuentras ajada, verdad?
SILVIA
Un poquito... madura.
MONICA
¿Y me has reconocido por la fisonomía?
SILVIA
No la veo ningún trazo. ¿No sé a quien puede salir usted?
MONICA
Cuando era pequeñita, decían que salía a la abuela.
SILVIA
No llegué a conocerla.
MONICA
El caso es que estoy desmejorada, envejecida... Y es que he sufrido yo mucho hija mía...
SILVIA
Pues ahora, aquí, a mi lado, se rejuvenecerá usted. Yo se lo aseguro... No la vamos a dejar pisar a tierra...
MONICA
Oye que quizás te lo vayas a tomar demasiado a pecho...
SILVIA
Usted se lo merece todo. Cuántas ganas tenía de hablarla y de saber de su vida... ¿Y se encuentra usted bien, tía?
MONICA
La salud es mi riqueza principal. Soy mas fuerte que un alcornoque.
SILVIA
Pero siéntese usted... Qué sorpresa... Yo la creía a usted muerta.
MONICA
Quita, mujer... ¡mala hierba!
SILVIA (Riéndose)
Acabará usted por hacerme reír... ¡qué graciosa!... ¿Y cómo fue que se decidió usted a venir?
MONICA
Si quieres que te diga, ni lo sé. Llegó un momento en que hastiada y aburrida, díjeme: allá voy y... aquí me tienes.
SILVIA
No sabe usted lo que lo celebro... Pero en tantos años, bien podía acordarse un momento, una postal siquiera...
MONICA
Sí, sí, tienes razón, soy una desmemoriada, una fresquera.
SILVIA
El caso es que ahora ya no nos separaremos más...
MONICA
Por mí, encatanda.
SILVIA
Yo viviré exclusivamente para usted. Por mi tía Ramona, tan buena, tan dócil, tan sufrida, tan...
MONICA (Sollozando)
Que me vas a hacer llorar, Silvia... No te pongas sentimental que tengo un corazón como una esponja... (Lloran las dos)
SILVIA
Usted me recordará siempre a mi madre.
MONICA
Sí hijita, sí...
SILVIA
Se querían ustedes tanto...
MONICA
Claro tu madre se lo merecía todo.
(Un momento antes han llamado a la puerta y acude Timotea a abrir)
RAMONA (Desde la puerta)
¡Silvia, Silvia!...
SILVIA
¿Quién me llama?
TIMOTEA (Desde la puerta)
¿Que desea usted?
RAMONA
¿Que he de querer? ¡pasar!
TIMOTEA
¿Pero quién es usted?
RAMONA
¿Quién he de ser? ¡¡Su tía!!...
MONICA
(¡Su tía!...¡mi madre!)
RAMONA (Entrando)
¿Dónde estás, vamos a ver?
MONICA (Quitándose la bata)
(Una bomba de aviación y todo arreglado)
SILVIA (Extrañada)
¿Pero que es eso? (Mirando alternativamente a las dos)
RAMONA
¿Eres tú Silvia? ¡Ingrata!: ¿Y no corres a abrazarme? (Abriéndole los brazos) (La tía Ramona trae una indumentaria de pampera con cinturón exagerado) Anda, deprisa que yo soy tu tía Ramona, ¡ala!...
SILVIA
Eh, ¿entonces usted?
RAMONA
¿Quién es ésta?
MONICA
La convidada de piedra. Gracias por todo y queden con Dios. (Inicia el mutis)
RAMONA (Cortándole el paso)
Alto, usted quieta aquí.
SILVIA
Que frescura, no era mi tía.
PANCHITA (Entrando)
Amita, que los animalitos están ahí fuera.
TIMOTEA
¿Los entramos al jardín?
SILVIA
Bien.
(Salen las dos sirvientas por la puerta de la galería del fondo)
MONICA
Verán ustedes... como están ustedes en familia, con su permiso...
RAMONA
Que usted no se mueve de aquí, le he dicho, hasta que se ponga en claro.
MONICA
Por el amor de Dios, no me hagan ustedes ningún daño. Yo soy una pobre mendiga, que he llamado a esta puerta para pedir una limosna y sin dejarme abrir la boca, me han abierto la casa y me han recibido como una princesa y me han obsequiado con un espléndido convite...
SILVIA
La comida que teníamos preparada para usted.
RAMONA
¿Se ha comido mi almuerzo? ¡La mato!... ¡la ahogo!
MONICA (Temblando)
¡Perdón!.
RAMONA (Indignada)
Si tuviese a mano mi pistola, había aquí mas tiros que en una película de caballos.
SILVIA
Ya lo comprendo. Como esperábamos a usted para las doce, la chica ha tomado a esa buena mujer por usted... Está visto que se trata de una suplantación involuntaria.
RAMONA
Vamos, que tomarme por una mendiga... En fin, hoy es día de alegría y no quiero enfadarme. Tome, ahí tiene usted para que se acuerde de su aventura. (Le da dinero)
MONICA
Gracias, señora. ¿Y ahora puedo marcharme?
RAMONA
Y que Dios la guíe.
SILVIA
Y la bendiga.
MONICA
Gracias. Rogaré por ustedes. Queden con Dios (Sale por la puerta de la calle que le abre Timotea)
TIMOTEA
Los animalitos ya están a cobijo.
RAMONA
Bueno hija y ese abrazo.
SILVIA (Abrazándola)
Ahora si que sé cierto que abrazo a mi tía Ramona. Vamos las cuatro a celebrarlo en el restaurante.
FIN
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