dimarts, 5 de febrer del 2008

La tía argentina - juguete cómico en un acto

LA TÍA ARGENTINA

JUGUETE CÓMICO EN UN ACTO

PERSONAJES

SILVIA

TIMOTEA

REMIGIA

DOÑA FILOMENA

MONICA

RESTITUTA

TIA RAMONA

PANCHITA

Interior de un hotelito de las inmediaciones de Barcelona. Al fondo, un corredor que comunica con la puerta de la calle y la parte que da al jardín. A la derecha un balcón al que se sube por un peldaño que da a la calle. A la izquierda, dos puertas. Mobiliario de buen gusto. Teléfono y gramola.

(Al levantarse el telón SILVIA está sentada, después de tomar café, leyendo el periódico. Entra TIMOTEA, doncella de la casa)

TIMOTEA

El correo, señorita. (Le da unas cartas)

SILVIA

Bien, dame.

TIMOTEA

¿Puedo retirar el servicio, señorita?

SILVIA

Sin duda, ya hace un rato que he terminado.

TIMOTEA (Saliendo)

Que le siente bien.

SILVIA

Gracias. (Ojea las cartas) ¿Una carta por avión de Cádiz? ¡Ah es de tía Ramona!... ¡Timotea!... ¡Timotea!....

TIMOTEA (Volviendo)

Diga, señorita.

SILVIA

Carta de la tía Ramona...

TIMOTEA

¿De la americana que llega?

SILVIA

La misma que ya me escribió desde Las Palmas. Y dice que llega hoy... Qué contratiempo. Precisamente hoy tengo informe en el Palacio de Justicia. (Leyendo en voz alta) "Cuando ésta llegue a tus manos, seguramente que estaré entrando a Barcelona..."

TIMOTEA

Arrea y yo que no tengo nada preparado.

SILVIA

¡Qué importa!... Se trae la comida del restaurante, no te apures. (Leyendo) "Vengo con la fiel Panchita, una guayabita negra que se ha portado conmigo mejor que una esclava. También traigo un perro de Terranova, un mico y una cotorra..." ¡Qué excentricidades!... Con tres o cuatro bichos más, formábamos un parque zoológico...

TIMOTEA

¿Y todo este ganado vamos a tener en casa?

SILVIA

¡A ver, qué remedio!... Sí, hija, sí: esto que parecía, por su tranquilidad, una especie de Turris Ebúrnea, se va a convertir ahora, en el mercado de Granollers... A ver, vamos siguiendo "No te molestes en salir a recibirme al muelle... Una conductora de mudanzas, cargará con todo. Tengo muchas ganas de conocerte porque eres la única de la familia que me queda y deseo pasar a tu lado, el resto de mi vida. Estoy muy contenta, Silvia. Tu tía que te quiere, Ramona".

TIMOTEA

¿Y usted no la conocía, señorita?

SILVIA

Se fue muy joven, recién casada, quedo viuda y creo que está riquísima. Solamente sé que tenía unas rarezas originales. Pero, no perdamos tiempo, hay que actuar...

TIMOTEA

Usted mande, señorita.

SILVIA

Veamos el periódico. (Lo coge de encima de la mesa) Movimiento del Puerto. Aquí. (Leyendo) "El vapor Manuel Arnús es esperado hoy, a las doce, con cargamento y pasaje, procedente de Buenos Aires..."

TIMOTEA

A las doce... ¡Y son las once!...

SILVIA

Ante todo, una buena comida. Que no falte nada. Tú misma, Timotea...

TIMOTEA

Telefonearé al restaurante. Esto corre de mi cuenta. Ración para dos.

SILVIA

¿Y el acompañamiento?

TIMOTEA

Ah, pues es verdad que llega el arca de Noé. No vamos a mandar a esos animalitos al Auxilio Social. Ya me las arreglaré yo, este usted tranquila. (Llaman al teléfono) (Comunicando) ¿Quién? Su secretario, señorita.

SILVIA (Tomando el locutor)

Soy yo, Armando. Voy enseguida. Recoja todos los papeles y notas del asunto del Sr. Ter, que iré a informar... Sí, hasta luego. (Cuelga el aparato) Entro a componerme un poco y ponerme el sombrero. Entretanto, telefonee al restaurante. (Sale Silvia por la primera izquierda)

TIMOTEA (Comunicando)

Oiga... Aquí casa de la señorita Silvia Masip... La misma. Tengan a punto para la una, dos cubiertos extraordinarios, que hay que servir en casa... Tome nota: Entremeses, canalones, ¿muslo de cordero?.. Sí, sí, va bien, ¡nada de pescado!... es para gente muy carnívora... ¿y asado? Muy bien. Fruta, dulces, champagne y café... ¿De dónde dice usted que es ese café? ¿De Brasil? O de la Patagonia. El caso es que no sea algarrobines o higos secos como dan por ahí... Son dos degustadoras de café... Bien, bien, hasta luego. (Cuelga el aparato) (Viene Silvia a punto de salir) Bueno señorita, esto marcha.

SILVIA

Pues yo también me marcho, entonces. Espero que me vas a hacer quedar bien. Ah, se me olvidaba. No hagas caso de su indumentaria. Lo mismo puede llegar hecha una marquesa que una tratante en despojos de esas que van por la calle con un carrito. Ya te he dicho que tenía un tornillo suelto. Excusa mi ausencia y dile que al mediodía estaré aquí. Queda con Dios.

TIMOTEA

Vaya usted tranquila, señorita. (La compaña hasta la puerta que da a la calle) Ea, se acabó el estar mano sobre mano. Timotea te has caído. Si esta señora está como de remate, te ha tocado el gordo. Y luego la negrita. Ella va a cargar con todo y a mí que me llamen negrera por explotar a una criatura de color de chocolate. (Llaman a la puerta)

REMIGIA (Entrando)

Hola, tú. He visto salir a tu dueña y he pensado: allá voy a hacerle un rato de compañía a esa.

TIMOTEA

A buena hora has venido.

REMIGIA

¿Y eso? ¿Ocurre alguna catástrofe?

TIMOTEA

Cállate, mujer, que está llegando una tía de la señorita, que viene de las Américas...

REMIGIA

¡Atiza! ¿Rica ella?

TIMOTEA

Millonaria, por todos costados. Tiene mas dinero que no pesa y trae una guayabita negra, no te digo más.

REMIGIA

Estás tu fresca. Te compadezco. Tu que no estabas acostumbrada a trabajar mucho... Verás, me siento. (Deja el cesto sobre una silla)

TIMOTEA

Remigia, que no puedo perder tiempo. Dentro de una hora la tengo aquí...

REMIGIA

Tómalo con calma. Aprende mi lema: si no se come a la una, se come a las dos. Y más ahora, que los relojes llevan dos horas de adelanto.

TIMOTEA

No, si la comida la traen del restaurante.

REMIGIA

Pues entonces de que te quejas. Siéntate de una vez.

TIMOTEA

Qué, ¿ya vienes de la compra?

REMIGIA

Llamémosle compra a dar más vueltas que un tío vivo. Y es que, ahora, todas las cosas las encuentras en el sitio dónde Dios no manda. Maldito estraperlo... ¿Qué quieres arroz? en la portería del 15. ¿Que tu novio quiere tabaco? en la taberna de la esquina y si necesitas aceite, a cincuenta pesetas, lo encontrarás en casa de la planchadora...

TIMOTEA

¿Bueno, supongo que vienes por algo más que a hablarme de estas cosas?

REMIGIA

Pues claro que sí, boba. Me he tropezado con tu Clark Gable que se iba al trabajo.

TIMOTEA

¿Y que dice Policarpo?

REMIGIA

Que el domingo estemos puntuales porque él y mi Telesforo ya se han puesto de acuerdo para ir al Cine antes de foxtrear...

TIMOTEA

¿Y si el domingo no me deja salir por culpa de la tía americana?

REMIGIA

¡Quita allá mujer! Bien. ¿No comprendes que tu señorita es abogada? ¿Y el fuero del trabajo y la jornada doméstica cómo iban a quedar? Nada, nada, a las tres, las dos ante el kiosco de refrescos de la plaza de más abajo que nuestros respectivos pipiolos ya estarán de plantón. Pero ya te he dicho que no los tengamos así demasiado rato porque habría repulsa de la buena.

TIMOTEA

Bueno chica, que la americana ya estará al caer.

REMIGIA

Sí. Yo también me marcho porque si tardo demasiado mi dueña pone cara larga. Lo dicho, ¿eh? Si no nos vemos hasta el domingo, ya lo sabes. Los platos se friegan deprisa y corriendo y hacia el lugar del encuentro. ¡Ah! y que la tía americana no te dé mucha guerra.

TIMOTEA

Veremos con que humos llega.

REMIGIA

Y que la guayabita te sea de alivio.

TIMOTEA

Dios me asista.

REMIGIA

Ya ves como cambian las cosas. Erais un par de lechuzas y de golpe y porrazo, vais a ser cuatro. Vaya manera de progresar.

TIMOTEA

Y menos mal que no traen churumbeles.

REMIGIA

La que te faltaría.

TIMOTEA

Que encima tuviéramos orquesta con jazz-band.

REMIGIA

Bueno tú, no olvides lo del jazz-band del domingo. Piensa que antes, vamos a estar entre tinieblas delante de la pantalla. Bueno chica, hasta la vista.

TIMOTEA (Acompañándola)

Vete con Dios. (Cierra la puerta y vuelve) Bueno ahora a recibir a esa señora. Si es puntual, no puede tardar mucho. ¿Cómo será? Esta es la incógnita. También es una encomienda la que me ha hecho la señorita. Bien podría estar ella en el acto del recibimiento. (Llaman) A lo mejor ya la tenemos aquí. (Va a abrir)

Dª FILOMENA (Desde la puerta)

Buenos días.

TIMOTEA

Buenos días señora.

Dª FILOMENA

¿Está mi sobrina?

TIMOTEA

¿Su sobrina? ¡Ah, caramba!... ¿Pero es usted? (Se la mira de pies a cabeza)

Dª FILOMENA

Por lo menos me figuro que soy la misma.

TIMOTEA

Pase usted, pase usted. La esperábamos para más tarde.

Dª FILOMENA

¿Me esperaban ustedes? ¿Entonces Silvia ya está enterada...?

TIMOTEA

Claro que sí.

Dª FILOMENA

Lo comprendo. Como que hasta lo ha traído la prensa...

TIMOTEA

Justamente también lo ha comprobado por el periódico.

Dª FILOMENA

Pues me sorprende que se lo tome a chirigota.

TIMOTEA

Verá usted. Es que le ha salido un trabajo que no ha podido dejar... (No es la trapera sino la marquesa)

Dª FILOMENA

Me choca, me choca que tenga tanta desfachatez. Por mí, tenía que dejarlo todo.

TIMOTEA

Tiene usted razón.

Dª FILOMENA

Y si estuviera aquí, le soltaba cuatro palabrotas.

TIMOTEA

(¡Vaya reaños que se trae la tía!)

Dª FILOMENA

Nunca hubiese creído que fuese tan desatenta...

TIMOTEA

Ya me ha dejado el encargo que yo cuidara de todo.

Dª FILOMENA (Indignada)

¿Usted?

TIMOTEA

Naturalmente. Y ya tengo hechos los preparativos.

Dª FILOMENA

¿Y qué preparativos puede usted hacer tierna y cándida criatura, ante un caso como el que nos ocupa? Usted, ¿una sirvienta?...

TIMOTEA (Azorada)

Siéntese usted, señora... yo se lo suplico.

Dª FILOMENA

Buena estoy yo para sentarme. Como si pudiésemos perder el tiempo. No es cuestión de correr sino de volar.

TIMOTEA

(Está como para ponerle camisa de fuerza. No falla)

Dª FILOMENA

Una cuestión tan trascendental...

TIMOTEA

Y emocionante, sí señora.

Dª FILOMENA

Conmovedora... ¡hasta trágica! y ¡delegarla a una sirvienta!. Igual que si se tratara de freír un huevo...

TIMOTEA

Le advierto que, si se refiere a la comida, van a traerla del restaurante...

Dª FILOMENA

¿Y qué me importa la comida, si me pasaría dos días sin probar bocado? Es la otra lázara la que debiera poder comer...

TIMOTEA

No se crea la señora que nos hayamos distraído.. La comida es para dos personas.

Dª FILOMENA

¿Y como quiere que ella pueda comer conmigo, vamos a ver?

TIMOTEA

¿No han llegado las dos juntas?

Dª FILOMENA

Si está en la Cárcel Modelo.

TIMOTEA

¿La Panchita?

Dª FILOMENA

La Encarna.

TIMOTEA

Yo me figuraba que se llamaba Panchita. ¿Y dice usted que en la Cárcel Modelo?

Dª FILOMENA

¡Ay, sí hija, sí! Como si fuese una criminal. Y todo porque intentaba pasar un pellejo de aceite de diez litros. Verá usted: hace cosa de un año que la chica se dedicaba al estraperlo, engrosando la que se llama columna del saco. Este truco de los diez litros de aceite, le había salido maravillosamente diferentes veces. Como que la Encarna tiene, así, un tipito como de ama de cría gallega, envolvía el pellejo en un manto de lana y seda y lo llevaba en brazos como si fuese una criatura de teta. Pero hubo un guardia joven, en el Control de Pedralbes, que le pareció que aquel crío abultaba demasiado y me la sorprendieron con la mano en la masa. Total, que ha pasado el asunto a la Fiscalía de Tasas y a ella a la Cárcel Modelo.

TIMOTEA

Así usted no es Dª Ramona....

FILOMENA

Yo soy Dª Filomena.

TIMOTEA

O sea que no es la hermana de su madre.

FILOMENA

Soy la hermana de su padre.

TIMOTEA

Ah, vamos, no es la tía millonaria de América.

FILOMENA

Soy la tía boticaria de Sabadell, especializada en Química, Física, Geología, Fisiología, Historia natural...

TIMOTEA

Sí, ya, ya... Así no es a usted la que esperábamos... (Otra comida) Y me parece que de todo lo que me ha contado usted, la señorita no sabe ni torta.

FILOMENA

¿Y dónde puedo encontrar a Silvia?

TIMOTEA

La señorita se ha ido a su despacho y a estas horas ya estará informando en el Palacio de Justicia.

FILOMENA

Pues ya puede dejar el informe, la Justicia con el palacio. Allá voy corriendo. Ya lo creo que sacará a la Encarna de la cárcel.

TIMOTEA

¿Y se quedará usted a comer?

FILOMENA

Veremos. Lo primero es sacarla de entre rejas. Total diez litros de aceite. Y ahora, esperemos la multa. Si la sobrina no lo arregla, esta gente está en la sopa. Verá yo telefoneo a Silvia. Póngame en comunicación con el despacho.

TIMOTEA

Enseguida. (Llamando) Oiga. Ah, es V. no se quite del aparato que va a hablar con su tía.

FILOMENA

Oye, Silvia, soy yo, tu tía Filomena... Nada hija, una bomba. Espérame ahí que voy enseguida. No puede decirse por teléfono porqué te ibas a caer.. Si una bomba... Voy a escape... Un sonrojo, un ludibrio... un... Voy, voy. Bueno chica, adiós. (Despidiéndose de Timotea)

TIMOTEA

Que Él la acompañe. (Sale Filomena) Esto no es una mujer, es un cohete. Creía que me pegaba. Como la otra sea así, apañada voy. No querías caldo, ahí tienes dos tazas. No esperábamos una tía y de pronto, se nos presentan dos... Panchita, me parece que te quedas sin comida porque lo que es ésta no tiene cara de marcharse en ayunas...

(Llaman a la puerta, abre y aparece MONICA. Antes de que ésta abra la boca, la invita a entrar Timotea)

MONICA

Buenos días. Está...

TIMOTEA

¿La señorita? Pase usted, pase usted, que la esperábamos... (Viene como las tratantes en piel de liebre y conejo)

MONICA

Ah, ¿me esperaban?

TIMOTEA

La señorita ha tenido que salir por un asunto urgente. Se ha disgustado de no poder estar en el momento de recibirla...

MONICA

Es igual... ¿qué mas da?...

TIMOTEA

Pero volverá pronto. Se trata de un trabajo...

MONICA

Primero es el trabajo, yo no vengo a molestar.

TIMOTEA

Ay, mejor que se lo tome usted así... Crea que estaba preocupada. Cuando ha leído la carta que ha recibido por avión, creía que le daba...

MONICA

Si que lo siento. Vamos que está visto que hay cartas que sería mejor que no llegasen a destino...

TIMOTEA

Y es que tiene unas ganas de darle a usted un abrazo...

MONICA

Sí, ¿eh? Y yo también. (¡A ver si lo que me va a dar será una paliza!)

TIMOTEA

¿Y la guayaba... digo, la Panchita?

MONICA (No sabiendo de que le habla)

Ah, bien, muy bien...

TIMOTEA

Vendrá con el equipaje, naturalmente.

MONICA

Fijo, es claro.

TIMOTEA

¿Y ha tenido usted un buen viaje, se encuentra bien?

MONICA

Perfectamente, gracias.

TIMOTEA

¿Entonces querrá usted bañarse?

MONICA

Es igual. No me apetece el baño.

TIMOTEA

O por los menos lavarse un poco antes de sentarse a la mesa.

MONICA

Como usted quiera. No voy a contradecirla.

TIMOTEA

Pase usted por aquí. Del restaurante traerán la comida en cuanto usted lo indique...

MONICA

Por mí... estoy a su disposición... Para comer, siempre tengo un intestino al vacío...

TIMOTEA

Pues mientras usted está en el tocador, voy a telefonear que traigan la comida...

MONICA

(Yo me dejo llevar por la corriente. Veremos en qué para esto)

TIMOTEA

Por aquí, por aquí, haga usted el favor... (Mutis las dos. La escena queda sola unos momentos, luego vuelve Timotea)

TIMOTEA (Comunicando por teléfono)

¿Restaurante Los tres Leones? Aquí casa de la señorita Silvia Masip... Pueden traer la comida encargada enseguida. Conforme. Hasta luego. (Cuelga el aparato). Vaya que no es tan fiero el león como lo pintan. Yo me figuraba ver una ranchera americana de tomo y lomo, de aquellas de buena musculatura, autoritaria, de esas que tienen cara de sargento de carabineros con bigote y todo y se me presenta una buena mujer, mansa como una cordera y tímida como una colegiala. Podría tener sus arranques cuando era joven pero lo que es ahora, no hay quien no la tome por una santa salida de un altar... A ver si es una mojigata que se reserva el genio para cuando nos haya tomado el pulso... Doña Ramona... Doña Ramona...

MONICA (Desde dentro)

Ah, voy, voy...

TIMOTEA (Yendo hacia ella)

¿Necesita usted algo?

MONICA (Saliendo)

Nada que ya estoy.

TIMOTEA

No se dé usted prisa...

MONICA

Aja, ya he hecho colada de manos y cara, que buena falta me hacía.

TIMOTEA

Si quiere usted ponerse esta bata... Creo le caerá bien.

MONICA

Vamos a probarlo.

TIMOTEA

Le va que ni pintada. Se conoce que ha tenido usted un tipo elegante.

MONICA

Quién, ¿yo? de maniquí viviente. Cuando era joven, no había ojos para mirarme. Pero, ahora ya me hago vieja.

TIMOTEA

Si usted de vieja no tiene nada.

MONICA

Ya no tengo humor para presumir. Cada cosa en su tiempo.

TIMOTEA

Vamos que si la cogía a usted alguna de las modistas de por aquí...

MONICA

Ay, no, no.

TIMOTEA

Le advierto que la señorita Silvia es exageradamente elegante.

MONICA

Bien, ella es natural.

TIMOTEA

¿Y no se conocían ustedes?

MONICA

Ni de vista.

TIMOTEA

¿Ni por retrato?

MONICA

Nunca me ha gustado ponerme boquiabierta ante un tic que esconde la cabeza entre faldas negras...

TIMOTEA

Y claro se pasó usted tantos años por allá.

MONICA

Sí he andado mucho. He seguido la Ceca, la Meca y... la Conchinchina.

TIMOTEA

Y ahora a descansar.

MONICA

Ya me conviene. Que es un trote muy largo, el de mi vida, hija...

TIMOTEA

Aquí estoy segura que se lo va a pasar usted bien. La señorita Silvia es buenísima y a la cuenta antes de conocerla a usted, ya la quiere con toda su alma... Delira para arrojarse a sus brazos.

MONICA

¿Delira? Yo, igual. También deliro... eso, un verdadero delirio. Sin conocerla, ya siento por ella una gran simpatía. Soy así, no puedo remediarlo. Menudo apretón le voy a dar en cuanto la vea. (Llaman a la puerta)

TIMOTEA

Llaman. Vendrán del restaurante. Con su permiso...

MONICA

Sí chica sí... Por mí no se interrumpa.

(Por la puerta que da a la calle entra RESTITUTA, con otra doncella, trayendo la comida que llevan a la puerta del pasadizo)

MONICA

Dice la sagrada escritura: "llamad y os responderán". Yo he llamado a esta casa y antes de pedir limosna, que es mi oficio desde hace veinticinco años, la contestación ha sido del todo halagüeña puesto que me han recibido con los brazos abiertos... Bueno esto del abrazo vendrá después porqué según esta simpática sirvienta su dueña va a estrangularme así que me aperciba. Me han vestido como una ricachona y en perspectiva de un banquete con todos los aderezos. Esto es practicar íntegramente las obras de misericordia. Vestir a los andrajosos y dar de comer al hambriento. Yo me dejo llevar por la corriente y veremos qué sale al final... Este balconcito da a la calle. Total tendrá un metro y medio. Si las cosas vienen mal dadas, yo me tiro aunque me rompa una pierna. Este misterio me tiene intrigadísima. Por todas partes oye una lo mismo: "Dios la ampare hermana", "otro día", "Dios la proteja".. y aquí, a cuerpo de reina. Quizás sea un voto. Hay señoras que tienen unas cosas tan raras. En fin, por ahora, no puedo quejarme. Sigamos la aventura.

TIMOTEA

La camarera del restaurante...

RESTITUTA

A sus órdenes, señora... cuando usted guste...

MONICA

Cuanto antes mejor... y sin cumplidos.

(Entre las dos chicas van poniendo la mesa)

RESTITUTA

¿No eran dos los comensales?

MONICA

La otra tiene mucho que hacer todavía.

RESTITUTA

Pues vamos a despachar con usted. (A Timotea) Es una señora muy sencilla.

TIMOTEA

Y simpática.

MONICA (Por los manjares que traen)

(¡Virgen María cuanta cosa! Me parece que después voy a aletargarme como las serpientes)

TIMOTEA

¡No se dé usted prisa porque la señorita tardará en volver! ¿Quiere usted que le ponga unos discos en la gramola?

MONICA

Gracias. Comer y dormir me gustan en silencio.

RESTITUTA

¿Que tal le van estos entremeses?

MONICA

¡Formidable, estupendo...! Están riquísimos. Todo está en su punto; no falta detalle.

RESTITUTA

No sé si la cocina española le va a gustar como la americana...

MONICA

Tratándose de cocina, ni que hablar...

RESTITUTA

Como dicen que viene usted de la Argentina.

MONICA

Exacto, de allí...

RESTITUTA

¿Y ha tenido una buena travesía la señora?

MONICA (No entendiendo)

¿Decía usted?

RESTITUTA

Si le ha ido bien el viaje.

MONICA

Ah, si, de primera; toda la vida que estoy acostumbrada a moverme.

RESTITUTA

A mí los viajes también me tienen loca. Si fuese rica no haría mas que viajar. Ahora, mi viaje es trayecto de tranvía. De casa al restaurante y... viceversa. No salgo del veinticinco.

MONICA

Esta usted muy bien en él; no se mueva de ahí...

RESTITUA (Sirviendo)

¿Otro canalón?

MONICA

Bueno usted misma; están tan apetecibles...

RESTITUTA

Si yo fuese rica, lo primerito que hacía era comprarme un yate.

TIMOTEA

Y yo un automóvil.

RESTITUTA

Me pasaría la vida en el mar...

MONICA

Cuanta agua... que aburrimiento. A mí, no.

RESTITUTA

La Argentina debe ser un país muy pintoresco.

MONICA

Sí no está mal. Es el país de los tangos...

RESTITUTA

¿Y dónde vivía usted? ¿En Entre Ríos? ¿El Gran Chaco?

MONICA (Rápido)

Eso... ¡El Chaco, el Chaco!. Pero no el Grande... el otro.

RESTITUTA

¿En el mismo Tucumán?

MONICA

Cierto.

RESTITUTA

¡Que miedo! Del lugar dónde se cría la langosta...

MONICA

Caramba, si que está usted enterada, jovencita...

RESTITUTA

Restituta, para servir a usted.

MONICA

Gracias. ¿Pero ha estado usted por allí?

RESTITUTA

Me gusta leer novelas de aventuras. Y tengo entendido que en los charquines de El Chaco se formar estos vuelos fatídicos que oscurecen el sol y son el azote de las pampas.

MONICA

Sí, sí... efectivamente...

RESTITUTA

¿Le sirvo un poco de pechuga?

MONICA

Venga, un pequeño sacrificio para no desairarla.

TIMOTEA

¿Le sirvo más vino?

MONICA

Si es un vinillo tan goloso... Derrame usted otro vaso, ea.

TIMOTEA

Con el café supongo querrá usted encender un cigarrillo rubio... La señorita tiene buenos Luckis, Camel...

MONICA

Pues venga ese cigarrillo rubio. El más rubio que tenga. Hoy vamos a tirar la casa por la ventana. (No paro hasta que reviente)

TIMOTEA

De licores.., ¿tiene marca preferida?

MONICA

El que usted quiera. Todos me gustan por igual.

TIMOTEA

Tenemos buen surtido de botellas.

MONICA

Si, ya veo que a la señorita no le falta nada.

TIMOTEA

Pues vamos a servirle chartreuse.

MONICA

(Si hoy no cojo un tablón, no será por culpa mía)

RESTITUTA

¿Y piensa usted reembarcar pronto para Argentina?

MONICA

Psé.. quien sabe... depende...

RESTITUTA

Y pensará usted; que preguntona es esa chica...

MONICA

Se equivoca usted: yo mientras como, no pienso nada...

RESTITUTA

Y es que cuando sirvo a algún turista sobre todo en la intimidad de su hogar, no puedo abstenerme de inquirir.

TIMOTEA

Bueno, ¿se le ofrece a usted algo más?

MONICA

Estoy satisfecha... Nada, no quiero nada más.

RESTITUTA

Pues que le siente a usted bien. Servidora de usted.

MONICA

Gracias, jovencita, gracias.

RESTITUTA (Saliendo)

(¡Que señora mas roñosa! ¿Pues no me deja salir sin propina?)

TIMOTEA

Diga usted al encargado, que luego pasaremos por allí...

RESTITUTA

Conforme. Voy a cargar con la vajilla y nos largamos. (Salen las dos sirvientas)

MONICA

Que sueño mas dulce... Qué tranquilidad... Y como me repite el champagne y que cosquilleo mas agradable en el trigémino. (Bostezando) ¡Aaaaah!... ¡ah!... (Queda dormida. Una pausa. Llaman a la puerta de entrada. Aparece Silvia. Se han marchado Restituta, y la otra)

SILVIA

Que ¿ha llegado mi tía?

TIMOTEA

Ahí la tiene usted.

SILVIA

¿Dormida?

TIMOTEA

¿Usted sabe lo que ha comido y bebido la buena señora? Ha venido otra tía de usted.

SILVIA

Sí, ya he estado con ella. Todo está arreglado. Mi prima Encarna, ya está en la calle. Pero, por supuesto, que la multa de mil pesetas, por lo menos, no hay quién se la quite. (Quitándose el sobrero y dándoselo a Timotea) Tiene un sueño de ángel. Hay que despertarla.

MONICA (Soñando)

¡Mas champagne!... uf, ¡qué calor!

SILVIA

Estará soñando. ¿Que ha dicho?

TIMOTEA

Que la sirvan más champagne.

MONICA (Igual)

¡Ja, ja, ja!.. (Riéndose)

SILVIA

Y se ríe. La habrán contado algún chiste. Tiene cara de bondadosa.

TIMOTEA

Mucho. Es una santa.

SILVIA

Parece simpática.

TIMOTEA

Y graciosísima. Espere usted.

SILVIA

Y que te ha dicho.

TIMOTEA

Que está satisfechísima, y desea abrazarla. Se ha disgustado de no encontrarla a usted a su llegada.

SILVIA

La pobre.

MONICA (Igual que antes)

Y ¡olé!

SILVIA

Se siente flamenca. Vamos yo la despierto. Es un caso de conciencia. ¿Y la negrita?

TIMOTEA

Viene después.

SILVIA

Vamos a zarandearla con dulzura... Así... ¡tía!...

MONICA (Igual)

No me toque le digo. Suélteme usted guardia.

TIMOTEA

La toma por uno de asalto.

SILVIA

Tía Ramona, soy yo...

MONICA

¡Aaaaah! (Removiéndose)

SILVIA

Incorpórese usted.

MONICA (Fregándose los ojos)

¿Dónde estoy?

SILVIA

En mi casa. Soy yo, Silvia, su sobrina. Tía, tía Ramona...

MONICA

¡Sobrina! (Medio levantándose) (Mutis Timotea)

SILVIA

Por fin la veo, ¡que alegría! (Abrazándola)

MONICA

Aprieta que no me haces daño.

SILVIA

¿Está usted contenta?

MONICA

¡Que pregunta!

SILVIA

No he podido venir antes. Pero, déjeme usted que la vea.

MONICA

¿Me encuentras ajada, verdad?

SILVIA

Un poquito... madura.

MONICA

¿Y me has reconocido por la fisonomía?

SILVIA

No la veo ningún trazo. ¿No sé a quien puede salir usted?

MONICA

Cuando era pequeñita, decían que salía a la abuela.

SILVIA

No llegué a conocerla.

MONICA

El caso es que estoy desmejorada, envejecida... Y es que he sufrido yo mucho hija mía...

SILVIA

Pues ahora, aquí, a mi lado, se rejuvenecerá usted. Yo se lo aseguro... No la vamos a dejar pisar a tierra...

MONICA

Oye que quizás te lo vayas a tomar demasiado a pecho...

SILVIA

Usted se lo merece todo. Cuántas ganas tenía de hablarla y de saber de su vida... ¿Y se encuentra usted bien, tía?

MONICA

La salud es mi riqueza principal. Soy mas fuerte que un alcornoque.

SILVIA

Pero siéntese usted... Qué sorpresa... Yo la creía a usted muerta.

MONICA

Quita, mujer... ¡mala hierba!

SILVIA (Riéndose)

Acabará usted por hacerme reír... ¡qué graciosa!... ¿Y cómo fue que se decidió usted a venir?

MONICA

Si quieres que te diga, ni lo sé. Llegó un momento en que hastiada y aburrida, díjeme: allá voy y... aquí me tienes.

SILVIA

No sabe usted lo que lo celebro... Pero en tantos años, bien podía acordarse un momento, una postal siquiera...

MONICA

Sí, sí, tienes razón, soy una desmemoriada, una fresquera.

SILVIA

El caso es que ahora ya no nos separaremos más...

MONICA

Por mí, encatanda.

SILVIA

Yo viviré exclusivamente para usted. Por mi tía Ramona, tan buena, tan dócil, tan sufrida, tan...

MONICA (Sollozando)

Que me vas a hacer llorar, Silvia... No te pongas sentimental que tengo un corazón como una esponja... (Lloran las dos)

SILVIA

Usted me recordará siempre a mi madre.

MONICA

Sí hijita, sí...

SILVIA

Se querían ustedes tanto...

MONICA

Claro tu madre se lo merecía todo.

(Un momento antes han llamado a la puerta y acude Timotea a abrir)

RAMONA (Desde la puerta)

¡Silvia, Silvia!...

SILVIA

¿Quién me llama?

TIMOTEA (Desde la puerta)

¿Que desea usted?

RAMONA

¿Que he de querer? ¡pasar!

TIMOTEA

¿Pero quién es usted?

RAMONA

¿Quién he de ser? ¡¡Su tía!!...

MONICA

(¡Su tía!...¡mi madre!)

RAMONA (Entrando)

¿Dónde estás, vamos a ver?

MONICA (Quitándose la bata)

(Una bomba de aviación y todo arreglado)

SILVIA (Extrañada)

¿Pero que es eso? (Mirando alternativamente a las dos)

RAMONA

¿Eres tú Silvia? ¡Ingrata!: ¿Y no corres a abrazarme? (Abriéndole los brazos) (La tía Ramona trae una indumentaria de pampera con cinturón exagerado) Anda, deprisa que yo soy tu tía Ramona, ¡ala!...

SILVIA

Eh, ¿entonces usted?

RAMONA

¿Quién es ésta?

MONICA

La convidada de piedra. Gracias por todo y queden con Dios. (Inicia el mutis)

RAMONA (Cortándole el paso)

Alto, usted quieta aquí.

SILVIA

Que frescura, no era mi tía.

PANCHITA (Entrando)

Amita, que los animalitos están ahí fuera.

TIMOTEA

¿Los entramos al jardín?

SILVIA

Bien.

(Salen las dos sirvientas por la puerta de la galería del fondo)

MONICA

Verán ustedes... como están ustedes en familia, con su permiso...

RAMONA

Que usted no se mueve de aquí, le he dicho, hasta que se ponga en claro.

MONICA

Por el amor de Dios, no me hagan ustedes ningún daño. Yo soy una pobre mendiga, que he llamado a esta puerta para pedir una limosna y sin dejarme abrir la boca, me han abierto la casa y me han recibido como una princesa y me han obsequiado con un espléndido convite...

SILVIA

La comida que teníamos preparada para usted.

RAMONA

¿Se ha comido mi almuerzo? ¡La mato!... ¡la ahogo!

MONICA (Temblando)

¡Perdón!.

RAMONA (Indignada)

Si tuviese a mano mi pistola, había aquí mas tiros que en una película de caballos.

SILVIA

Ya lo comprendo. Como esperábamos a usted para las doce, la chica ha tomado a esa buena mujer por usted... Está visto que se trata de una suplantación involuntaria.

RAMONA

Vamos, que tomarme por una mendiga... En fin, hoy es día de alegría y no quiero enfadarme. Tome, ahí tiene usted para que se acuerde de su aventura. (Le da dinero)

MONICA

Gracias, señora. ¿Y ahora puedo marcharme?

RAMONA

Y que Dios la guíe.

SILVIA

Y la bendiga.

MONICA

Gracias. Rogaré por ustedes. Queden con Dios (Sale por la puerta de la calle que le abre Timotea)

TIMOTEA

Los animalitos ya están a cobijo.

RAMONA

Bueno hija y ese abrazo.

SILVIA (Abrazándola)

Ahora si que sé cierto que abrazo a mi tía Ramona. Vamos las cuatro a celebrarlo en el restaurante.

FIN